lunes, 27 de febrero de 2012

mitos, moscones y un carbonero en Fotonatura


Primavera de 1988
Por el entorno de Talavera de la Reina


El mito en su nido
Ahora tocan lo pajarillos, que también me han hecho pasar buenos ratos. Recuerdo en especial a dos pequeñas especies, allá en los finales de los ochenta. 
      Con una de ellas experimenté una “técnica” novedosa para mí; con la otra observé una curiosidad etológica que tuve la suerte de plasmar en el celuloide.
            El nido de mitos se descubrió en una pequeña encina del arroyo de La Portiña, una bola de musgo, raicilllas, materia vegetal...  magistral y artesanalmente realizada, obra increíble para un pajarillo.
Preparando los aparejos
fotográficos para el mito
Fue la primera vez que intenté fotografiar a distancia, sin escondite. Me agencié un cable alargador que accionaría a la cámara desde más de 8 m del nido, y  yo sentado tranquilamente en la hierba. La altura a la que se encontraba el nido (más de 3 metros) se solucionó ¡¡empalmando dos trípodes!! (qué tiempos aquellos). Los protagonistas se mostraron desconfiados ante tal armatoste, sólo se dejaron hacer un par de fotos durante toda una mañana, pero... ¡¡ahí quedo el mito fotografiado a distancia!!
En esa misma primavera encontramos un nido de otro de los increíbles pájaros tejedores de la fauna ibérica, el pájaro moscón, éste en las saucedas de las “Tablillas” del embalse de Azután. En este caso, la obra de arte, el nido, se compone principalmente de lana y pelusa. La altura a que se encontraba era ya considerable y hubo que levantar una torre de 7 m con su correspondiente escondite para llegar hasta él. Los moscones se portaban bien, entraban a cebar con frecuencia, pero eran muy rápidos y la relajación significaba perder fotografías, no hubo tregua para el aburrimiento.

Miguel Ángel "Castro" (1988)
junto al hide del pájaro moscón
Una de las tardes fotográficas  quedé perplejo ante el descaro de un carbonero común que llegó al nido del moscón y su curiosidad hizo que  espiara lo que había en el interior del mismo. Fueron varias las inspecciones y los reconocimientos, incluso llegué a pensar que su verdadera intención podría ser capturar los pollitos, pero finalmente, con la llegada de uno de los verdaderos progenitores, el carbonero se fue para no volver.
Plasmé al intruso en varias fotos. Una de ellas, “La visita” fue seleccionada para el concurso Fotonatura, de la revista Natura, en agosto de 1990 y también formó parte de la  exposición que  hizo la editorial en una sala de exposiciones (Montaña de los Gatos) de El Retiro madrileño.        

             

Pájaro moscón en su nido
Carbonero común en el nido de pájaro moscón
Página del Fotonatura (con mi foto
publicada al revés)