miércoles, 2 de mayo de 2012

14.000 murciélagos (o murciégalos)



Primavera de 1988
Arenas de San Pedro (Ávila)

Entrada a la cueva
Los tres fotógrafos naturalistas que vivimos la aventura

Lo que aquí relato podría definirlo como la aventura más increíble y alucinante que he vivido en la naturaleza... y la más oscura y misteriosa, porque aconteció en las entrañas de la tierra, a la tenue luz de una linterna, entre los serrijones calizos cercanos a  los abulenses lugares de Ramacastañas y Arenas de San Pedro. No muy lejos se situaban las famosas y concurridas Cuevas del Águila.
            Mayeaba en 1988 cuando nuestro amigo y fotógrafo José Luis G. Grande nos invitó a que conociéramos una cueva habitada por “cerca de 14.000 murciélagos, según me ha comentado un zoólogo que los ha censado”. La propuesta no podía hacerse esperar.
            Un día caluroso y varios kilómetros de polvoriento camino nos llevó al destino. La entrada a la cueva en sí, ya era espectacular: verdes hiedras y frondosas madreselvas y zarzas escondían el tesoro.  Y dentro de la sima, un  ambiente húmedo y fosco escudriñado por las linternas presagiaba algo emocionante. El “viaje al centro de la Tierra fue de pocos metros pero con cierta pendiente, hasta llegar a las oscuras cámaras calizas con el suelo parcialmente encharcado.
            Y de pronto, el espectáculo. Sobre los empapados techos colgaban miles de murciélagos de las especies Myotis myotis (murciélago ratonero grande) y Miniopterus schreibersi (murciélago de cueva o troglodita), mucho más abundante. Después de varios minutos atónitos, para digerir lo que estábamos viendo, nos acordamos que teníamos cámaras de fotos. Para enfocar a los protagonistas no nos quedaba más remedio que utilizar las linternas y acertar con el enfoque manual, los “flasazos” no fueron muy numerosos, para no alterar en exceso la tranquilidad de los inquietantes inquilinos. Increíble fue la oportunidad de observar las “guarderías” del murciélago de cueva, donde cientos de crías desnudas, sin pelos, eran amamantadas por hembras adultas.
            Un de las fotografías tomadas por mi hermano José Luis fue galardonada en el “Concurso 1990 Olympus Internacional Photo Contest” con el Premio al Mérito en la categoría II: Foto Naturaleza.

Murciélago Ratonero Grande

Una parte de la colonia
            Pero lo más increíble e inolvidable de esta experiencia -y que aún hoy sigo sin poder explicar- fue comprobar el PERFECTO (con mayúsculas) sistema de ecolocación de éstos murciélagos. ¿Cómo fue posible que en algunos momentos miles de ellos volaran a pocos centímetros de nuestros cuerpos y de nuestras cabezas sin llegar a rozarnos una sola vez? ¿Cómo fue posible que ni siquiera entre ellos, volando en el caos se produjera el más mínimo choque accidental?... pero eso sí, no nos fuimos sin recibir abundantes evacuaciones sólida y líquidas de nuestro queridos mamíferos voladores.


Aspecto del autor dentro de la cueva
Murciélago de cueva o troglodita



             





Foto premiada (ver texto)

Guardería de murciélagos